El TPM (Total Productive Maintenance o Mantenimiento Productivo Total) es una estrategia de mantenimiento que busca lograr cero paradas, cero defectos y cero accidentes. Ya hemos explicado aquí qué es el TPM, quién es responsable de su ejecución, las numerosas ventajas y cómo se relaciona con la Industria 4.0.

Sin embargo, para que una estrategia tan ambiciosa tenga éxito, tiene que estar bien fundada. Esto nos lleva a los 8 pilares del TPM, que son los 8 principios básicos del Mantenimiento Productivo Total. Al interiorizarlos, no sólo permites que se implemente esta estrategia en tu empresa, sino que también garantizas que se mantendrá a lo largo del tiempo.

¿Cuáles son los 8 pilares del TPM?

1. Enfoque en las mejoras

El primer gran pilar del TPM es tener una prioridad clara: mejorar, mejorar y mejorar continuamente. Sólo podemos evitar la pérdida de equipos, mano de obra, materias primas y energía cuando todo el equipo comparte esta visión. Es importante que todos se reúnan para identificar los problemas, estén dispuestos a probar nuevos métodos y sean proactivos en la mejora de los procesos.

2. Autonomía

La autonomía es el segundo gran pilar del Mantenimiento Productivo Total, en el que cada miembro del equipo es un “agente de mantenimiento”. Cada uno tiene la autonomía para cuidar de la limpieza, la inspección y el mantenimiento de los equipos y activos en los que trabaja. Esto hace que cada equipo esté limpio y mantenido, ayuda a detectar fallos de manera temprana, y permite que los técnicos de mantenimiento se encarguen de las tareas más pesadas.

3. Gestión de calidad

Uno de los grandes objetivos del TPM es “producir con cero defectos”. Algo que, sin duda, también se asocia con una gran satisfacción del cliente. Por lo tanto, la gestión de la calidad y la implementación de procesos internos para detectar fallos son otro de los pilares del TPM. Recomendamos que se apliquen herramientas de análisis de la causa raíz para encontrar el origen de los principales defectos y cortar estos problemas casi literalmente “de raíz”. 

4. Mantenimiento planificado

El mantenimiento planificado – ya sea el mantenimiento correctivo programado o el mantenimiento preventivo – es la mejor manera de evitar el downtime y las paradas imprevistas. Mantener todos los activos en funcionamiento es esencial para asegurar la calidad del servicio y evitar las quejas de los clientes (en el caso del B2C) y las no conformidades (en la asistencia técnica B2B). El mantenimiento programado que obliga a parar el equipo debe hacerse en horas que no perjudiquen el funcionamiento normal de la empresa.

5. Gestión de nuevos equipos

La gestión de nuevos equipos es otro pilar para el éxito de una estrategia de TPM. La experiencia adquirida a lo largo del tiempo debe ser determinante a la hora de comprar nuevos equipos o desarrollar nuevos productos para facilitar el mantenimiento. Esto puede ser tan simple como elegir una pintura lavable para las paredes (lo que facilita la limpieza) o tan complejo como elegir un robot capaz de diagnosticar automáticamente sus fallos (lo que reduce los errores de producción).

6. Formación continua

Invertir en la educación y formación continua de cada empleado es otro pilar del TPM. De lo contrario, no podrán ocuparse del mantenimiento rutinario ni identificar posibles fallos. Para que la estrategia funcione, es esencial que cada uno tenga un conocimiento básico de cómo funcionan los activos que utilizan a diario.

Además, como la tecnología también evoluciona, la formación continua es esencial para que tus técnicos conozcan los nuevos modelos de equipos y estén siempre al día con las mejores prácticas y la vanguardia de la industria.

7. Higiene y seguridad en el trabajo  

Otro objetivo del TPM es evitar los accidentes de trabajo: cero accidentes, cero contaminación y cero burnout. Una buena gestión del mantenimiento no sólo previene los accidentes de trabajo durante el mantenimiento en sí, sino que también contribuye al bienestar de todos los trabajadores.

Se estima que el 53% de todos los cánceres en Europa está relacionado con actividades profesionales, generalmente debido a la exposición al amianto, a los bencenos (utilizados en gomas, lubricantes, colorantes, detergentes y pesticidas, por ejemplo), al cromo, al níquel, al polvo de sílice (común en las actividades mineras, en las canteras, en las fábricas de pegamento y pinturas), a la radiación y al humo. Un buen mantenimiento de los equipos y edificios puede ayudar a reducir estas estadísticas.

8. TPM a nivel administrativo

El último de los 8 pilares del TPM es aplicar estos mismos principios a nivel administrativo. Es decir, no todo depende de las “hormiguitas trabajadoras”, ya que incluso los directivos pueden adoptar una filosofía basada en la proactividad y la mejora continua de los procesos, de la logística y hasta de la planificación de tareas. Lo ideal es que los principios del TPM sean adoptados por toda la estructura de la empresa, sin excepción.

Conoce más sobre el Mantenimiento Productivo Total (TPM) aquí.