Basados en una encuesta realizada en 2019 a más de 2300 pequeñas, medianas y grandes empresas sobre diversos temas, se han identificado los siete riesgos principales a lo largo de las diferentes fases de la transformación digital.

 

El mantenimiento, con una “M” mayúscula, es el principal responsable de mantener los equipos en buenas condiciones para que la empresa siga funcionando. Es imposible disociar el Mantenimiento de la misión original de la empresa.

 

A su vez, la Gestión de Activos, que también incluye el Mantenimiento, va más allá. Requiere una atención constante a las innovaciones, las mejoras, las perturbaciones técnicas y sociales y la gestión de esos riesgos. Por lo tanto, la Gestión de Riesgos asociada a la transformación digital – o la falta de ella – es donde residen las mayores amenazas para el área de Gestión de Activos.

 

Varios estudios internacionales han llegado a la conclusión de que la dificultad para hacer frente a las amenazas proviene del exterior, ya que las empresas no tienen la capacidad de adaptarse a un mundo que se transmuta a una velocidad sin precedentes. Los cambios en los hábitos de consumo, los ciberataques y la escasez de profesionales cualificados son un rompecabezas incluso para los gestores más atentos.

 

El problema es que la gran mayoría de los profesionales del área no pueden cuantificar los 10 riesgos más importantes en la GA y muy, muy pocos tienen procesos formales para identificarlos. El nivel de preparación de las empresas para responder al riesgo es muy bajo, y en la Gestión de Activos es aún peor.

 

La gestión de activos vive en el ansia de alcanzar las cifras previstas para finales de mes o, como mucho, para el trimestre. Rara vez le importan los objetivos que van más allá de 12 meses.

  

Tratar de innovar en diferentes sectores al mismo tiempo hace que el proyecto no siempre avance después de la primera fase de ejecución. Este comportamiento apresurado hace que algunas cosas se queden a medio hacer, lo que trae más problemas que beneficios, debido a los riesgos que cada proyecto conlleva para la empresa.

 

Aunque la transformación digital es un requisito para que la Gestión de Activos sobreviva, conlleva una serie de riesgos. Aquí se presentan los siete principales riesgos de la transformación digital:

 

Tecnología

Todo el equipo anterior a 2010 necesita una actualización. Con más de 10 años de uso, es (muy) probable que su sustitución sea una solución más económica y viable que los gastos de mantenimiento. Con la transformación digital de las empresas – con muy honorables y muy específicas excepciones – no hay ninguna tecnología analógica que funcione mejor que la digital. El futuro es digital y debe prepararse para esta nueva forma de trabajo.

 

Cadena de Suministro

La mayoría de las veces, las empresas se olvidan de su cadena de suministro cuando empiezan a adoptar estrategias de transformación digital. Las cadenas de suministro son cada vez más complejas y globales. Por lo tanto, estos socios no pueden ser el eslabón más débil de la transformación digital segura e imperativa de la que depende la Gestión de Activos.

 

IIoT

Si todavía no está tratando de implementar el IIoT (Industrial Internet of Things – Internet de las Cosas Industrial) en su empresa, se está quedando atrás. Lo que hay que tener en cuenta aquí es que, si bien los dispositivos conectados tienen numerosos beneficios, también hay riesgos inminentes. El malware y el spyware que antes “solo” comprometían las copias de documentos, los pen-drives, las tabletas y los smartphones ahora pueden, teóricamente, atacar directamente a su máquina principal.

 

Gestión de existencias 

A veces descuidamos las piezas y los materiales, la gestión de las existencias y la disponibilidad just-in-time. Consideramos que son responsabilidad de otros – por ejemplo, los que se ocupan de la cadena logística y los proveedores – y eso desencadena el riesgo. Necesitamos invertir en procedimientos bien definidos que aumenten el nivel de automatización, porque sabemos que un fallo en estos procesos puede causar el cierre total o parcial de la empresa.

 

Empleados

La transformación digital no significa renunciar al trabajo humano. ¡Al contrario! Las personas son una parte fundamental del éxito o del fracaso de esta transformación.

Ya sea por falta de conocimiento, que es lo que sucede en la mayoría de los casos, o por acciones mal intencionadas, los empleados terminan siendo uno de los eslabones más débiles de la cadena. Uno de los principales riesgos que tenemos que manejar es el error humano.

 

Reglamentación

Si hay algo que no falta en este nuestro “mundo feliz”, son los constantes cambios en los reglamentos y en la legislación. Como en todas las áreas, las normas de seguridad, el código laboral, la legislación sobre el impacto en el medio ambiente, la calidad de los productos e incluso los acuerdos de nivel de servicio (SLA) están siempre cambiando.

 

Dado que tenemos que prestar atención a las normas y estándares adoptados internacionalmente, la reglamentación también forma parte de la transformación digital, incluyendo todo lo que respecta a la protección de datos.

 

La transformación digital es una gran aliada de las empresas, con ventajas concretas en la Gestión de Activos. Sin embargo, las empresas mundiales no pueden permitirse el lujo de dejar pasar los solapamientos de leyes, los requisitos impuestos por diferentes reglamentos y, en algunos casos, también la burocracia local.

 

Alta Gestión y Liderazgo 

Más que proporcionar apoyo moral, la dirección de la empresa debe dirigir los recursos, delegar responsabilidades para hacer la transición y, por supuesto, supervisar los resultados. Los conflictos de valores, las políticas e incluso la “guerra por el poder” dentro de las empresas son los principales riesgos a los que nos enfrentamos cada día.

 

Pasando al nivel de los gestores y los responsables de la Gestión de Activos, es esencial que pisen terreno firme y tengan la noción exacta de adónde quieren ir.

 

Un Plan Director de Gestión de Activos plurianual, con revisiones periódicas, puede trazar el rumbo y eliminar o mitigar los riesgos inherentes a un trabajo a largo plazo que nunca termina.

 

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