En un momento en el que todo el mundo está luchando contra el mismo enemigo, todos hemos tenido que abrazar las nuevas tecnologías y descubrir sus beneficios, aunque todavía hay un largo camino que recorrer. Como resultado, la COVID-19 bien podría haber sido la consagración de Internet de las Cosas (IoT).

 

Se espera que el mercado de IoT, que tenía un valor de 150.000 millones de dólares en 2019, alcance un valor de 243.000 millones de dólares en 2021. El teletrabajo, el seguimiento de las cadenas de transmisión, los pagos contactless e incluso una “Salud 4.0” sólo han sido posibles gracias a varias aplicaciones de IoT.

 

Entonces, ¿qué tecnologías han llegado, realmente,  para quedarse? ¿Cómo puede ayudarnos IoT en un escenario de distancia social prolongada o en la próxima pandemia? ¿En qué tipo de tecnologías deberíamos apostar en la vuelta al trabajo?

 

A lo largo de este artículo exploraremos las diferentes áreas en las que IoT nos ha ayudado a superar la peor fase de la pandemia y cómo la COVID-19 ha cambiado nuestra percepción de IoT para siempre.

 

Teletrabajo: nube y acceso remoto

El teletrabajo fue obligatorio durante el estado de alarma, y seguirá siéndolo siempre que sea posible.

Por supuesto que el teletrabajo no es nuevo, ya era una tendencia creciente por varias razones. Nos ofrece más flexibilidad, menos tiempo perdido en los viajes de casa al trabajo, permite a las empresas ahorrar en espacios físicos y tener a equipos trabajando en diferentes lugares. Incluso antes de la pandemia, las tecnologías de IoT que más interés generaban en las empresas eran los sensores (84%), el procesamiento de datos (77%) y las plataformas en la nube (76%).

 

Sin duda, no habría sido posible mantener las infraestructuras en funcionamiento sin toda la tecnología que hemos adoptado en los últimos años: cloud computing, herramientas de colaboración (como softwares de videoconferencia, gestión de proyectos, chats), acceso remoto a ordenadores y sincronización de dispositivos, VPN y aplicaciones mobile-first. Y es exactamente este tipo de soluciones el que, según los pronósticos, crecerá más entre 2020 y 2021.

 

Sensores inteligentes para medir la calidad del aire 

La ventilación adecuada de los espacios utilizados por muchas personas siempre ha sido un desafío. Los edificios suelen tener el aire excesivamente contaminado, con monóxido de carbono, polvo de amianto, vestigios de moho o pesticidas y otros compuestos orgánicos. Pero quizás nunca se ha hablado tanto de la necesidad de ventilar los edificios como ahora, ya que es una medida de seguridad esencial para prevenir el contagio de COVID-19.

 

La preocupación por la calidad del aire aumenta a medida que se descubre más sobre el comportamiento del SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad. Ya sabemos que la distancia social en espacios cerrados debe ser algo superior a lo que creíamos al principio de la pandemia. Luego, se ha demostrado que las partículas en aerosol creaban una vía de contagio fecal-oral. Ahora, se han detectado partículas de virus suspendidas en aire contaminado, recogidas en la zona industrial de Bérgamo (Italia).

 

Si el SARS-CoV-2 es de hecho más resistente de lo que pensábamos inicialmente y puede permanecer en la atmósfera, entonces supervisar la calidad del aire se hace más urgente.

 

Una de las soluciones más rápidas, y relativamente económica, es la instalación de sensores que recogen información sobre la calidad del aire y están conectados a un sistema de Inteligencia Artificial que puede activar y desactivar los sistemas AVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado) según sea necesario. 

 

El ascenso del robot

Para los gestores de mantenimiento industrial, cumplir con la distancia social en una línea de montaje es un desafío. Muchas fábricas tendrán que replantearse su diseño para cumplir con todas las normas de seguridad, mientras que otras tendrán que trabajar con equipos reducidos. Para que esto no lleve a una pérdida de la producción, muchas empresas tendrán que recurrir a la IoT para sobrevivir y automatizar los procesos.

 

Los robots están asociados con el miedo subliminal a perder el trabajo, pero las preguntas que ahora surgen son: ¿cómo pueden los robots acelerar nuestra recuperación? ¿Cómo podemos usar la tecnología para protegernos del contagio? ¿Cómo pueden ayudarnos a mantener la distancia social? ¿Cómo nos prepara la automatización de ciertos procesos para futuras pandemias?

 

No se trata de sustituir a los trabajadores, sino de hacer que los procesos sean más seguros, más eficientes y más productivos. 

 

Por ejemplo, los smart robots pueden utilizarse para entregar materiales y alimentos (como ya ocurre en algunos hospitales) o para dispensar medicamentos y existencias (como ocurre en algunas farmacias). ¡Pero no sólo están ahí para la enfermedad! Algunas compañías están usando drones para hacer entregas seguras a domicilio. XAG y Huawei han convertido robots y drones utilizados para esparcir fertilizantes agrícolas en sprays desinfectantes.

 

¿Es el Blockchain un arma contra la COVID-19?

El Blockchain es una de las tecnologías más prometedoras de los últimos años. Muy brevemente, el blockchain ha surgido para controlar las transacciones con criptomonedas con el fin de asegurar que cada intercambio corresponda a un valor real. Una vez que se inserta una información (“bloque”) en esta “cadena”, no puede ser borrada o modificada y puede ser consultada por cualquiera. En otras palabras, nadie puede vender dos veces las mismas criptomonedas.

 

Aunque ese era el propósito inicial, el blockchain puede tener varias aplicaciones. Una de las más conocidas es el uso del blockchain en la venta al por menor, lo que permitiría controlar toda la cadena de distribución. Podríamos saber, por ejemplo, dónde se fabricó un determinado lote de producto, a qué temperatura viajó en el camión frigorífico y los almacenes por los que pasó. Y esta información sería absolutamente fiable porque, como ya hemos explicado anteriormente, esta cadena es inviolable. Hemos llegado al final de la era de la falsificación.

 

¿Le parece demasiado futurista? En realidad no. Desde 2018, SONAE tiene un proyecto para rastrear la cadena de distribución de productos frescos por cuestión de seguridad y transparencia. Si fuera posible controlar toda la cadena de distribución, sería fácil retirar de la circulación o desinfectar los productos que podrían haber estado en contacto con trabajadores y mensajeros infectados con COVID-19. Por lo tanto, en un escenario de pandemia, pocas tecnologías pueden ofrecer más confianza a los consumidores.

 

Control de existencias

Con la interrupción de las cadenas de distribución, el control de existencias ha sido uno de los mayores retos que tuvieron que afrontar los minoristas y mayoristas durante el confinamiento, y puede que sigan sintiendo esta dificultad hasta final del año. Pero sin duda las empresas que ya estaban usando etiquetas NFC para controlar la entrada y salida de existencias de los almacenes vieron su trabajo facilitado.

 

Por otra parte, los sistemas de track & trace utilizados por algunos transportistas resultaron ser esenciales para mantener el comercio electrónico funcionando sin problemas y para gestionar los retrasos en la entrega en tiempo real. Es decir, IoT se ha convertido en una forma de ofrecer un servicio más rápido y transparente al consumidor final. Si el confinamiento realmente va a cambiar nuestros hábitos de consumo, esta podría ser una de las nuevas exigencias.

 

IoT y la Salud 4.0

 

La salud es uno de los sectores que más gana con el desarrollo tecnológico. Hoy en día, podemos hablar de “telemedicina” y “medicina interactiva” para acompañar a los pacientes que están en casa o que no pueden desplazarse al hospital. Algunas de las tecnologías que aplicamos en la Industria 4.0 también tienen aplicaciones aquí – es posible interconectar equipos de imagenología y radiología o monitorear pacientes a distancia, por ejemplo – y de ahí nace una verdadera “Salud 4.0”.

 

Uno de los mejores ejemplos de este tipo de tecnología 4.0 es el Libreview de Freestyle, un software que permite acceder a los registros grabados en cualquier glucómetro de la marca. Cuando se empareja con un Freestyle Libre, un lector de glucemia que funciona con tecnología NFC, el paciente sólo tiene que pasar el lector por el sensor para que el médico pueda ver la glucemia en ese momento. También quedan disponibles los gráficos diarios y mensuales, junto con una serie de otras estadísticas sobre el control continuo de la glucemia.

 

Además, desde hace algunos años ya los robots se están utilizando para cirugías que requieren un nivel de precisión casi imposible para la mano humana. Ahora, los “robots médicos” se usan en los centros de detección de COVID-19, para medir la temperatura de los pacientes, para entregar medicamentos a los que están aislados e incluso para desinfectar las habitaciones.

 

Esto permite, por una parte, reducir el riesgo de infectar a los profesionales de salud y, por otra parte, ahorrar material de protección en las tareas rutinarias. Lo más probable es que, después de la “prueba de fuego” de la COVID-19, este tipo de tecnología se desarrolle cada vez más.

 

Big Data al servicio de la Salud Pública

Los “big data” son una de las grandes buzzwords asociadas con la IoT. Utilizamos esta expresión para referirnos a la enorme cantidad de información que podemos recoger a través de la interconectividad, hasta el punto de ser “improcesable” manualmente. Poco a pouco vamos aprendiendo a integrar sistemas y tomar decisiones basadas en todos los datos que tenemos, incluso durante la pandemia.

 

A menudo oímos hablar de “smart cities” que utilizan big data para optimizar los servicios municipales como la recogida de residuos o los aparcamientos. Con la COVID-19, hemos puesto los big data al servicio de la salud pública. Países como China, Corea del Sur y Australia utilizaron big data para crear mapas epidemiológicos y rastrear las cadenas de transmisión (y en el caso de China, también para comprobar si se estaba cumpliendo con el aislamiento social). En Portugal se ha lanzado la Covidografia, una iniciativa del proyecto #tech4COVID19, del que Infraspeak forma parte.

 

Lo que hace 10 años era sólo ciencia ficción se ha convertido en realidad, y la IoT se ha impuesto como una solución para tratar otros problemas de salud pública en el futuro.

 

Una última palabra sobre IoT y Mantenimiento Industrial

Los fallos de mantenimiento pueden ser fatales para aquellos que tratan de mantenerse a flote. Si no puede arriesgarse a tener más downtime este año, el mantenimiento predictivo merece su atención. Sabemos, por ejemplo, que los sensores de temperatura y los sensores acústicos de medición son eficaces para detectar averías. Esto permite que sus técnicos analicen los resultados y tomen decisiones más asertivas sobre el trabajo que deben hacer y con qué urgencia.

 

Otra ventaja de muchos de estos métodos de mantenimiento predictivo es que, conectados a un software de mantenimiento cloud-based, también permiten realizar inspecciones remotas inspecciones virtuales  para llegar a un diagnóstico sin tener que acceder físicamente al local. Además, con un CMMS conectado a la nube, el responsable de mantenimiento puede rastrear todas las averías y asignar tareas a distancia. 

 

¿Y desps de la COVID-19?

El impacto de la COVID-19 en la IoT puede extenderse mucho más allá del confinamiento, especialmente si el virus sigue circulando por todo el mundo. La pandemia ha separado a las empresas en dos tipos: las que estaban preparadas para utilizar la tecnología en su beneficio y seguir adelante, y las que se resisten a adaptarse a nuevas formas de trabajo. Es cierto que esta brecha digital ya existía antes, pero nunca había sido tan aguda ni tan decisiva.

 

Las empresas que han desinvertido en proyectos de I+D e innovación tecnológica corren el riesgo de quedarse atrás en los próximos años, mientras que nuevas empresas surgen como alternativas. Así que lo que tiene que preguntarse es: ¿de qué lado de la trinchera está?