“Tal vez sea el reto del siglo”. Es la respuesta de Alice Khouri, abogada, profesora y fundadora de Women in ESG Portugal, cuando le preguntamos cómo debe abordarse la sostenibilidad, teniendo en cuenta la diversidad de contextos y realidades empresariales actuales.
En una conversación mantenida en el ámbito de las IFM Talks, que puedes ver completa aquí, la máster en Derecho Público e investigadora sostiene que el primer paso es “conciliar las necesidades de las generaciones presentes con el derecho a los recursos naturales de las generaciones futuras”, pero eso no es todo. También está el reto de la transición de negocio, que nos exige dar un paso más allá de este concepto, a menudo visto sólo desde una óptica medioambiental.
Una resignificación de la sostenibilidad
De hecho, hoy en día tiene sentido considerar una noción transversal de la sostenibilidad, basada en las 3 P: People, Profit, Planet (en español, Personas, Beneficios, Planeta). “Hay que considerar la sostenibilidad como algo que abarca aspectos económicos y sociales, en toda su tridimensionalidad”. La habilidad de sostenerse de forma continuada en el tiempo (“sostener+habilidad”) requiere procesos concertados en lugar de actos y medidas aislados orientados únicamente al aspecto medioambiental.
Es necesario un “esfuerzo estructural que englobe a las personas y a las empresas, una responsabilidad para mirar más allá del verde”. Aquí es donde entra en juego la tríada de aspectos ESG -medioambientales, sociales y de gobernanza-, que la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (DSCE) ayuda a hacer más tangibles al especificar “qué tipo de medidas y acciones tendrían que medir, comparar y comunicar las empresas para ser consideradas sostenibles”.
Una Directiva, diferentes caminos
Según Alice Khouri, “no hay una talla única”. La Directiva tiene macrodirectrices, pero “dependiendo de la industria, el segmento, el sector y el nivel de madurez [de la empresa] en estas cuestiones, el reto será diferente”.
Por otra parte, no hay que olvidar que lo que se puede aplicar en cada momento del recorrido de una empresa “depende de los contextos sociales, políticos y económicos en los que vivimos”.
En un momento de emergencia climática, la velocidad de actuación cambia especialmente: “[La emergencia climática] ha acelerado la necesidad de que hagamos una transición, reorganicemos las prioridades, pongamos un énfasis diferente en la posibilidad de prosperar, porque la sostenibilidad no quiere empresas en quiebra. El objetivo es lograr una sostenibilidad que perdure en el tiempo y sea eficiente desde el punto de vista económico, y lo que hizo la emergencia climática fue decir: encuentren formas de que esta eficiencia económica no cause aún más daño al medio ambiente”.
Profit to do more and to do better: el papel de ESG
Para Alice Khouri, replantearse las prioridades desde el punto de vista del negocio implica necesariamente cambiar la gobernanza, la G de ESG: “Tenemos que lograr una mayor eficiencia de los negocios en un momento en que los objetivos climáticos están comprometidos, y esto simplemente no es posible sin un cambio en la gobernanza corporativa”.
La respuesta a estas nuevas exigencias está en una palabra: las personas. “Vamos a necesitar que estén capacitadas, comprometidas, y eso es lo Social (S) en ESG. Sólo tiene sentido mirar a la sostenibilidad desde esta perspectiva integrada”.
Los cambios en la percepción del propio concepto de beneficio también refuerzan esta visión: “El beneficio hoy es algo que tiene que estar unido a la posibilidad de hacer más y hacerlo mejor; las empresas que tienen acceso al beneficio tienen que hacerlo comprometido, responsable, y esa es, en mi opinión, la perspectiva que sigue faltando, ese profit to do more and to do better”.
La Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa “obliga a las empresas a comunicar lo que están haciendo a nivel de los tres pilares ESG, así como a poner este informe a disposición del público”.
Un proceso que genera cierta resistencia debido a la burocracia que conlleva pero que, según Alice, está “vinculado a un resultado concreto y a la garantía de la eficiencia para alcanzar ese resultado. [El informe] es una herramienta eficaz para consolidar informaciones y medir los progresos. Tenemos que trabajar sobre la resistencia al cambio que proviene en parte del hecho de que la sostenibilidad se consideraba, hasta hace poco, un concepto casi esotérico”.
“El greenwashing es un flaco favor a la sociedad.”
Hablando de comunicación corporativa transparente, esencial en los principios ESG, Alice Khouri lamenta que el greenwashing siga estando demasiado extendido. “Es lo contrario de la sostenibilidad. Se trata de comunicar sin responsabilidad, con la preocupación de garantizar al consumidor una imagen que sencillamente no es real. La urgencia de los informes de sostenibilidad conlleva una presión a las empresas para comunicar cosas que no necesariamente han hecho. Es un efecto colateral de ESG que hay que afrontar, reconocer y abordar”.
Otro concepto que ha ido ganando terreno en la esfera de la sostenibilidad es el de especialista en ESG. “Tal cosa no existe, primero porque ESG es un universo, y segundo porque no puede pertenecer a unos pocos especialistas; no se puede lograr la transición necesaria si es un tema de nicho”.
Una perspectiva más realista implica “utilizar una lente ESG y pararse a pensar: ¿dónde puedo mejorar a nivel de impacto en el medio ambiente, impacto en las personas, impacto en la economía? Si soy un profesional de facility management, ¿qué es ESG para mí? Y así seguiré siendo un especialista en facility management, pero con una visión orientada a ESG, y no un profesional ESG que entienda de FM: ¡es al revés!”.
Cuando se le pregunta por consejos útiles para los profesionales del FM y el mantenimiento que quieren iniciar un proceso de transición hacia prácticas más sostenibles, Alice Khouri ofrece algunas sugerencias:
- Reflexionar sobre los impactos actuales de la actividad desarrollada, en los 3 niveles (E, S y G).
- Mapear las medidas y prácticas ESG identificadas por otras empresas del sector.
- Intentar llegar a un concepto de sostenibilidad que pueda medirse y analizarse, estableciendo parámetros de actuación.
- Comprobar si los socios y proveedores están comprometidos con las prácticas de responsabilidad y transparencia.
- Consumir buenos ejemplos/guías (en este punto, se cita como muy completo el Informe de Sostenibilidad 2021 del Grupo Casais).
- Buscar un enfoque holístico y transversal (aquí se menciona el ejemplo de EDP, como empresa que “ha insistido mucho en la dimensión social de la transformación energética” y que practica una comunicación responsable).
Ir más allá del bombo publicitario
Al adoptar una estrategia ESG, las empresas se ven obligadas a enfrentarse a una serie de cuestiones que repercuten en su valor reputacional y su posición en el mercado y, en última instancia, en su competitividad; nuevos aspectos que antes se pasaban por alto son ahora objeto de escrutinio: “Una vez que hay elementos como la diversidad en el consejo ejecutivo o el impacto en la sociedad, la empresa se ve obligada a salir de su centro único de productividad para ampliar el espectro y llegar a todas las personas y empresas que se ven afectadas por su existencia”.
Acaba siendo una relación en la que todos salen ganando, porque “al generar impactos positivos en la sociedad, la empresa está mejor considerada, probablemente hay mejores remuneraciones, y hay una dinámica de dar y tomar mucho más sana. Las empresas no son islas”.
Hacer más natural este cambio de mentalidad es fundamental para el éxito, y en este camino de reorientación, la educación desempeña un papel crucial, “desde las escuelas a los cursos de enseñanza superior, e incluso en una estrategia de reciclaje y mejora de las cualificaciones de los profesionales”.
Por último, y en la otra cara de la moneda, la regulación: “En Europa, la avalancha de legislación que se está aplicando tendrá un efecto sobre la diligencia debida y la inversión, haciendo que el reto sea más tangible y normalizado. Esto acelera las asociaciones, acelera el mirar fuera de tu país, acelera el mantenimiento de esa cadena de suministro”.
Esta asociación y cooperación entre diversos actores resulta ser otra oportunidad para trabajar como uno solo: “Unir fuerzas con personas que pueden compartir buenas prácticas y objetivos comunes, y que tienen intereses complementarios en esta nueva realidad, nos lleva mucho más lejos”. Al fin y al cabo, la sostenibilidad nunca ha sido un sprint.